*El equipo de Chicago honra al pontífice con una instalación especial en el estadio, celebrando su conexión con la ciudad.
Chicago, Illinois.— Los Chicago White Sox han rendido un emotivo homenaje al Papa León XIV, anteriormente conocido como Robert Prevost, mediante la instalación de un mural conmemorativo en el estadio Guaranteed Rate Field. Este gesto reconoce la profunda conexión del pontífice con el equipo y con la ciudad de Chicago, donde nació, creció y vivió momentos memorables como aficionado del béisbol.
La instalación se ubica en la Sección 140, Fila 19, Asiento 2, el mismo lugar donde el entonces padre Bob asistió al Juego 1 de la Serie Mundial de 2005 junto a su amigo Ed Schmit y el nieto de este, Eddie. Esa serie culminó con una histórica victoria de los White Sox, rompiendo una sequía de títulos que databa de 1917.
El mural, que incluye una representación artística del asiento y un mensaje especial, fue presentado como parte de una ceremonia discreta pero significativa, en la que se destacó el valor de la fe, la comunidad y el deporte como ejes que unen generaciones.
A pesar de algunos rumores sobre su simpatía por los Chicago Cubs, fue su hermano, John Prevost, quien aclaró públicamente que el Papa León XIV siempre ha sido seguidor de los White Sox desde su infancia. En honor a su fidelidad, el equipo también le envió al Vaticano una camiseta personalizada con su nombre y una gorra oficial del club.
La respuesta de los aficionados no se hizo esperar. Durante los partidos recientes, muchos asistentes han lucido camisetas temáticas e incluso algunos se han disfrazado con vestimenta papal en señal de admiración. En redes sociales, la etiqueta #PopeSox se ha vuelto tendencia entre los seguidores del equipo.
Christine O’Reilly, vicepresidenta de comunicaciones de los White Sox, comentó: “Es increíble que un evento global como el papado tenga un toque tan especial para nuestra comunidad deportiva. Nos llena de orgullo saber que uno de los nuestros ha llegado tan lejos sin perder su esencia”.
El mural se mantendrá como parte permanente del estadio, no solo como un reconocimiento a León XIV, sino como símbolo del arraigo cultural y deportivo que une a la ciudad de Chicago con su gente, sin importar hasta dónde lleguen en la vida.