Internacional
Nueva York comparte ofrendas y altares de Muertos
Tradiciones poblanas en “La Gran Manzana” para quienes nos dejaron aquí y allá
Nueva York, E.U. – A través de “La Red” de Cinco Radio, compartimos imágenes de las ofrendas y altares que, con orgullo, se levantan en las casas de paisanos poblanos en Nueva York.
Ofrendas en E.U.
Estas manifestaciones culturales perduran a pesar de la distancia y mantienen viva la tradición de celebrar a los muertos.
Altares monumentales
Desde frutas hasta bebidas espirituosas, las familias colocaron elementos tradicionales en comedores, salas y entradas de sus viviendas.
Disponen de su mesa principal
Las ofrendas muestran un sinfín de detalles, como calaveras de azúcar, papel picado y hasta espejos, que reflejan la luz y guían a los espíritus.
Reconocen la importancia de esperarlos
Entre las familias que compartieron imágenes, destacan Leticia Domínguez, Carmen Hernández y Mary, quienes armaron altares de hasta tres pisos, adornados con colores vibrantes y elementos únicos que representan las costumbres de Puebla.
Comida tradicional: mole, tamales, calabaza en tacha.
Bebidas: tequila, mezcal, y atole para los difuntos.
Flores de cempasúchil, iluminando el camino hacia las ofrendas.
Fotografías de seres queridos, símbolos de memoria y respeto.
Elementos únicos, como espejos y papel picado colorido.
Además, las familias no sólo preparan sus altares para recibir a los difuntos que dejaron en Puebla, sino también para honrar a quienes fallecieron en Estados Unidos, en la también llamada “Unión Americana”.
No pierden sus tradiciones
Así, estas ofrendas trascienden las fronteras y unen a los vivos y muertos en una celebración de identidad y amor.
*El video mostró espacios y vestigios de acceso restringido, como el Trono del Jaguar Rojo, y reavivó el debate sobre el patrimonio.
Yucatán.— Autoridades culturales sancionaron a un trabajador de la zona arqueológica de Chichén Itzá luego de que difundiera en redes sociales un video con imágenes inéditas del interior de la pirámide de El Castillo, espacios cuyo acceso está estrictamente restringido al público.
El material, que rápidamente se viralizó, mostró pasillos internos y vestigios prehispánicos que rara vez han sido documentados, entre ellos el Chac Mool y el Trono del Jaguar Rojo, piezas de alto valor histórico y simbólico para la cultura maya. La difusión generó interés entre usuarios, pero también una fuerte polémica sobre la protección del patrimonio cultural en México.
De acuerdo con información oficial, la grabación fue realizada sin autorización y a título personal, lo que constituye una violación a la normativa que regula el resguardo de monumentos arqueológicos. El trabajador infringió disposiciones de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, así como artículos de su reglamento.
La Dirección de la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, junto con el Gran Museo y el Centro de Atención a Visitantes (CATVI), confirmó que se aplicaron medidas administrativas en contra del custodio, aunque no se detalló el tipo de sanción, señalando que el proceso se realizó respetando sus derechos laborales.
Las autoridades recordaron que el acceso al interior de El Castillo está limitado exclusivamente a personal autorizado, como parte de las acciones para preservar la integridad estructural y cultural del monumento, considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
El caso reavivó el debate público sobre hasta dónde debe llegar la difusión de contenidos históricos en plataformas digitales y la responsabilidad de quienes tienen acceso privilegiado a espacios considerados patrimonio de la nación.
*Las medidas impactan a estudiantes internacionales y a familiares de ciudadanos estadounidenses, bajo el argumento de seguridad nacional.
Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amplió las restricciones a la inmigración legal y prohibiciones de entrada al país, una medida que afectará a estudiantes internacionales, familiares de ciudadanos estadounidenses y solicitantes de visas especiales, y que entrará en vigor el 1 de enero de 2026.
De acuerdo con la nueva política, se bloquea totalmente el ingreso de personas procedentes de Siria, Sudán del Sur, Níger, Malí y Burkina Faso, así como de personas que porten documentos expedidos por la Autoridad Palestina. Además, se establecieron restricciones parciales para ciudadanos de otros 15 países, principalmente de África, lo que eleva a más de 35 naciones la lista con limitaciones para entrar a Estados Unidos.
Las nuevas disposiciones también alcanzan a cónyuges, hijos, padres, hermanos e hijos adultos de ciudadanos estadounidenses, así como a estudiantes extranjeros y a personas que buscan acceder a las visas especiales para inmigrantes afganos, creadas para quienes colaboraron con el ejército y el gobierno de Estados Unidos durante la guerra en Afganistán.
Con esta ampliación, el gobierno estadounidense limitará total o parcialmente la entrada de personas provenientes de casi el 20 por ciento de los países del mundo, lo que representa un endurecimiento significativo de las vías legales de migración. Analistas señalan que la medida “cierra prácticamente la puerta” a la mayoría de los no ciudadanos de los países incluidos.
La Casa Blanca justificó la decisión bajo el argumento de seguridad nacional, tras recientes hechos violentos ocurridos en territorio estadounidense. Aliados del presidente respaldaron la política al considerar que reduce riesgos, mientras que organizaciones civiles y exfuncionarios criticaron la medida por considerar que discrimina por nacionalidad y afecta de manera desproporcionada a países de África y Medio Oriente.
Además de frenar nuevos ingresos, las restricciones podrían impactar a migrantes que ya se encuentran en Estados Unidos, pues el gobierno ha bloqueado trámites de inmigración y ceremonias de ciudadanía para personas procedentes de países incluidos en prohibiciones previas.
Las nuevas medidas migratorias reavivan el debate nacional e internacional sobre el alcance de las facultades presidenciales en materia de inmigración y el impacto humanitario de las políticas restrictivas impulsadas por la administración Trump.
