*Mientras avanza la licitación del Ferrogrão, organizaciones sociales alertan sobre los riesgos ecológicos y sociales del megaproyecto apoyado por China.
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Guadalajara, México.— China avanza en su intento por fortalecer su presencia en América del Sur a través del Ferrogrão, un ambicioso proyecto ferroviario que atravesará la Amazonía brasileña. La obra, de casi mil kilómetros, conectará el estado de Mato Grosso con los puertos de Pará, facilitando el transporte de granos hacia el norte del país.
La iniciativa cuenta con el respaldo de empresas chinas que buscan participar en su construcción y financiamiento, como parte de su estrategia para expandirse en sectores clave como la infraestructura, la minería y la energía en Brasil.
Sin embargo, el proyecto ha desatado una fuerte oposición por parte de comunidades indígenas, colectivos ambientalistas y expertos, quienes advierten sobre sus impactos devastadores. El tren cruzaría múltiples territorios indígenas y reservas naturales, generando deforestación, desplazamiento de pueblos originarios, pérdida de biodiversidad y alteraciones en los ecosistemas del río Tapajós.
Diversos pueblos como los Mundurukú y los Kayapó han protestado en audiencias públicas y bloqueado el acceso a zonas clave del proyecto, exigiendo el respeto a sus derechos y denunciando la falta de consulta previa. Asimismo, organizaciones como Amazon Watch y Stand.earth han lanzado campañas internacionales para frenar el avance del ferrocarril.
El caso ha llegado incluso a tribunales brasileños, donde se han dictado suspensiones temporales por parte de la Corte Suprema. No obstante, el gobierno brasileño mantiene en pie el plan, mientras las empresas chinas siguen mostrando interés.
Este megaproyecto se ha convertido en un símbolo del dilema entre desarrollo económico e impacto ambiental, y refleja el creciente protagonismo de China en obras estratégicas de América Latina.