*El Papa León XIV, además de su liderazgo religioso, encuentra paz y reflexión a través de su pasión por el piano.
Roma, Italia.- Aunque su vida está llena de compromisos y responsabilidades eclesiásticas, el nuevo Papa, Robert Francis Prevost, conocido ahora como León XIV, tiene una afición muy especial: tocar el piano. A pesar de su rol como líder espiritual de más de mil millones de católicos en todo el mundo, esta pasión lo ayuda a mantenerse centrado y a encontrar momentos de serenidad.
Aquí te contamos algunos detalles que no sabías sobre su relación con la música:
Un Pasatiempo que Relaja al Papa
Durante sus años como obispo, el Papa León XIV desarrolló el hábito de tocar el piano en su tiempo libre. Para él, la música clásica no solo es un escape, sino también una forma de reflexión y espiritualidad.
Conexión Profunda con la Música
El Papa ha hablado en varias ocasiones sobre cómo la música le permite conectar con su fe y encontrar paz en momentos de estrés. Disfruta especialmente de piezas clásicas, las cuales le ayudan a mantener la calma y concentración.
Un Papa Multidimensional
Aunque su imagen pública está centrada en su papel como líder de la Iglesia Católica, su afición por el piano humaniza al Papa León XIV y revela una faceta menos conocida: un hombre que también disfruta de las pequeñas cosas de la vida, como la música.
Influencia en su Liderazgo
La disciplina que requiere el piano también se refleja en su liderazgo. Su habilidad para aprender, practicar y perfeccionar una pieza de música muestra su compromiso con la dedicación y la paciencia, cualidades que aplica en su rol como Papa.
Un Momento de Refugio
En medio de su vida de intenso trabajo, el piano ofrece al Papa un refugio donde puede desconectar de las presiones diarias, lo que le permite encontrar el equilibrio necesario para seguir desempeñando su misión pastoral.
Este dato curioso muestra que, detrás de la figura papal, hay una persona con intereses y pasatiempos humanos, como cualquier otro. A través de la música, el Papa León XIV no solo se conecta con su interior, sino que también comparte con el mundo una expresión artística que trasciende las fronteras de la religión.