*La tradición del nacimiento inició en 1223 con San Francisco de Asís y hoy es un símbolo familiar en México, donde se monta desde el 8 de diciembre.
Puebla, Pue.— La tradición de colocar el nacimiento navideño, una de las imágenes más representativas de la Navidad en México, tiene un origen que se remonta a hace más de 800 años, cuando San Francisco de Asís realizó la primera representación del pesebre en 1223, en el pequeño poblado de Greccio, Italia.
De acuerdo con registros históricos, el fraile franciscano buscaba transmitir de forma sencilla y visual el significado del nacimiento de Jesús a las personas que, en su mayoría, no sabían leer. Para lograrlo, recreó una escena con un pesebre, heno, un buey y un asno, además de involucrar a los habitantes del pueblo como parte del acto. Aquella representación marcó el inicio de una tradición que rápidamente se extendió por Europa y, siglos después, llegó al continente americano.
Con la evangelización, los frailes trajeron los nacimientos a México, donde la práctica no solo fue aceptada, sino que adquirió un carácter propio. Cada región incorporó elementos locales, materiales artesanales y figuras que representan oficios, costumbres y paisajes del país, convirtiendo el nacimiento en un símbolo de identidad cultural.
En muchos hogares mexicanos, la tradición inicia el 8 de diciembre, en honor a la Inmaculada Concepción. Ese día, familias enteras montan el nacimiento como un acto de fe, agradecimiento y unión. La escena se completa el 24 de diciembre con la colocación del Niño Dios y permanece hasta el Día de la Candelaria.
Artesanos de estados como Michoacán, Puebla, Oaxaca y Guerrero han mantenido viva esta práctica, creando piezas de barro, madera, tela o cerámica que pasan de generación en generación. Más que una decoración, el nacimiento navideño representa un vínculo emocional y espiritual para miles de familias, que lo consideran una forma de preservar valores como la solidaridad, la esperanza y la unidad.
Ocho siglos después, la escena del pesebre continúa siendo una de las expresiones más profundas de la Navidad y un puente que conecta tradición, fe y cultura en México y el mundo.